El primer gran proyecto de trasvase de aguas que se plantea en España entre dos cuencas fluviales diferentes fue el Júcar-Vinalopó, según aparece recogido en un Acta del Concejo de Elche de 27 de mayo de 1420. En ella se da noticia de una carta de los Jurados de Villena acusando recibo de otra remitida a ellos, en la que se indica que ” en lo que toca al sacar agua del río Xuquer “. El Concejo Ilicitano consiguió el permiso de Villena y de Chinchilla, incluidas entonces dentro de la Corona de Castilla, para el paso de la conducción (Ramos Fernández, R. 1970).
La aspiración histórica de Alicante para acceder a las aguas del Júcar no se iba a abandonar durante los siglos siguientes como confirma una Noticia sobre el Canal del Júcar [1] , del año 1847, en la que se detalla que ” en 1568, de orden del Duque de Maqueda, Marqués de Elche, se nivelaron los terrenos por donde podría venir una acequia de agua continua del río Júcar a Elche y en 1628 se trajo la relación y plano a Alicante con el intento de que el agua llegase a ella… pero quedó esto sin efecto a causa de la oposición que hizo la ciudad de Valencia “. Este mismo documento recoge el proyecto del arquitecto Emilio Jover, con un coste de ejecución de 700.000 ducados, para la construcción de una conducción de 165 a 211 km de recorrido, con punto de toma entre la Roda y Villa de Vés, que serviría para derivar 700 hilos de los 2.100 que se aforaban en el estiaje de agosto. El canal regaría un gran número de municipios de la Mancha oriental, en provincia de Albacete, y entraría a Alicante por el Vinalopó, tras recorrer el valle de Ayora (Gil Olcina, A. 1992). El proyecto de Jover abre paso a otros en la segunda mitad del XIX, como los de D. Juan Bautista Peyronet (1857) y D. Rafael Santonja (1879), en los cuales se mantenían dos denominadores comunes. En primer lugar, que el punto de toma más oportuno estaría en el sector del Medio Júcar, entre La Roda y Villa de Vés, o en el sector de Cofrentes (Embarcaderos), para aprovechar la fosa tectónica de Ayora para enlazar con Villena, en el Alto Vinalopó. Los proyectos de trasvase del Júcar-Vinalopó planteados durante el siglo XX se multiplicarían a medida que aumentaban las necesidades de agua de los alicantinos, tanto para regadíos como para el desarrollo urbano-turístico.
Recién acabada la Guerra Civil, la Confederación Hidrográfica del Júcar auspició la redacción del Plan General de Riegos de la provincia de Alicante , que desarrollaba gran parte de las ideas del I Plan Nacional de Obras Hidráulicas de Manuel Lorenzo Pardo. La construcción de una serie de embalses en el Cabriel (Contreras), Júcar (Alarcón) y Turia (Generalísimo) garantizaría las demandas de la provincia de Valencia y, además, generaría recursos sobrantes que se sumarían a los del Tajo para atender un trasvase (12 m 3 /s) desde Alarcón, con una conducción de 405 km que finalizaría en Villena, para el suministro de regadíos de la propia cuenca del Vinalopó, Campo de Alicante y Marina Baja. Años más tarde, en 1965, el ” Anteproyecto General Técnico del Trasvase de Aguas del Río Júcar a las cuencas comprendidas entre los ríos Serpis y Vinalopó “, elaborado por el Ministerio de Obras Públicas caería pronto en el olvido ante la redacción, en 1967, y posterior ejecución del ” Anteproyecto General de Aprovechamiento conjunto de los recursos hidráulicos del Centro y Sureste de España. Complejo Tajo-Segura “, que aportaría recursos del Alto Tajo a partir de 1979 a las comarcas del Bajo Vinalopó, Campo de Alicante y Bajo Segura.
En el Proyecto de Directrices del Plan Hidrológico del Júcar , hecho público en 1992, se incluía, entre las grandes obras a realizar con el horizonte del año 2002, el canal Júcar-Marinas-Vinalopó, que se consideraba como ” una transferencia interna de recursos, a corto plazo, de 100 hm 3 para atender los déficit de abastecimiento urbano y la sobreexplotación de acuíferos en las comarcas del Alacantí, Marina Baja y Vinalopó “. El 6 de agosto de 1997 se realiza la aprobación del Plan Hidrológico de cuenca del Júcar mediante un consenso unánime e histórico alcanzado en el seno de su Consejo del Agua que incluía la realización de la transferencia Júcar-Vinalopó. El Consejo de Ministros del 17 de julio de 1998 autoriza la constitución de la empresa pública Aguas del Júcar, S.A. que queda constituida el 21 de octubre del mismo año con la misión de llevar a cabo los estudios técnicos para comprobar la viabilidad del proyecto y realizar la ejecución de la Obra.
Para cerrar perfectamente el sentido de esta obra y poder realizar un perfecto uso y control de las aguas en la zona de destino, los usuarios se van agrupando en un primer instante en tres entidades: Comunidad General de Usuarios del Alto Vinalopó, Comunidad General de Usuarios del Medio Vinalopó-Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja. Estas tres Entidades junto a Aguas del Júcar, S.A. firman en julio del 2001 el Convenio de regulación de la financiación de la ejecución y explotación de las obras de la Conducción Júcar-Vinalopó. En este documento ya se recoge la intención de los Usuarios de constituir una Junta Central que agrupe a todos los usuarios, siendo el 8 de enero del 2003 la fecha en la que se declara constituida la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L’Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar tras ser aprobados por unanimidad de todos los usuarios sus estatutos en la Asamblea General celebrada el 14 de octubre del 2002.
[1] “Noticia sobre el Canal de Júcar”, 1847 (manuscrito), Canal del Júcar , Archivo M.O.P.U., Alicante. Referencia tomada de Gil Olcina, A. (1992): “Desequilibrios hidrográficos en España y trasvases a la vertiente mediterránea: utopías y realizaciones”. En Investigaciones Geográficas , nº 10, Instituto Universitario de Geografía, Alicante, pp. 7-23.